1 de agosto de 2007

Crónica de un buen viaje


Siempre he pensado que por salud mental, siempre es bueno abandonar las rutinas por un tiempo, relajarse, y tomar fuerzas para seguir con lo que voluntaria o involuntariamente nos aqueja.
Por lo regular cada 6 meses salgo de la rutina citadina para ir de paseo con los amigos, olvidándome por completo de todo lo que se queda en esta urbe demencial, me dedico solamente a disfrutar de unos cuantos días de descanso, buena comida y algo de alcohol.
La semana pasada llegó la fecha que marcaría el comienzo del viaje más esperado por 4 individuos que hace tiempo ya se conocen, y es que después de 6 años de amistad, por fin pudimos salir de viaje juntos. Faltaron algunas personas, pero espero que en un futuro no muy lejano podamos salir todos a algún lugar.
El viaje comenzó el Domingo por la mañana, el destino..., Michoacán, si señor!!!
El primer lugar que visitamos fue "Laguna Larga", un complejo turístico situado en una zona montañosa, con aguas termales y espacios abiertos para ir de campamento. Ninguno de nosotros llevaba casa de campaña, por lo que no fue posible acampar, sin embargo, la promesa de regresar permanece vigente desde entonces. El clima era un poco lluvioso, la tarde estaba nublada y hacía un poco de frío, sin que eso importara mucho, los trajes de baño salieron de las maletas, y a nadar!!!
Con el agua caliente que brotaba de las entrañas de la montaña, el frío ya no era una preocupación, por momentos la lluvia arreciaba, y de las albercas emanaba una nube de vapor que obstruía la visión por completo. El tiempo se nos fue en jugar y después en relajarnos en las albercas, nada como el agua caliente para empezar a sentirse bien y sacarse de la piel toda la contaminación que uno acumula en la ciudad.
Continuamos la travesía por la noche, la lluvia nos alcanzó en algunos trayectos, después de cruzar una caseta nos perdimos, pero después de algunas llamadas y de que nuestros guías fueran al rescate, retomamos el rumbo. Hubo un tramo en donde la carretera en la que íbamos estaba llena de baches, completamente oscura, las montañas parecían sombras enormes que estaban dispuestas a tragarnos. El carro en el que íbamos, la buena "Leonor" (de quien tengo que confesar que me enamoré perdidamente), no tenía estereo, y un intento por adaptar unas bocinas para amenizar el viaje se frustró, así que la conversación y los cantos desafinados a medias (carreteraaaaaa, jajajajaja!) se volvieron una herramienta muy útil para que nuestra muy querida, apreciada y excelente conductora no se durmiera ni un instante. Por momentos se podía escuchar el croar de las ranas que estaban al lado del camino, un concierto muy peculiar.
Al cabo de un rato, por fin llegamos a nuestro siguiente destino, un lugar que si mal no recuerdo oficialmente se llama "Nuevo Coroneo", también se le conoce como La Paz, muy cercano a Guanajuato. A la mañana siguiente pudimos contemplar el lugar al que la noche anterior habíamos llegado, una gran extensión de tierra, completamente verde gracias a las lluvias, un río, pequeñas lagunas, borregos, vacas, cercas hechas con piedra, un lugar hermoso en verdad.
Durante el viaje conocimos y convivimos con personas que se han quedado grabadas en mi memoria y que se mantendrán ahí por lo que me resta de vida: Doña Lucy, el tío Goyo, Doña Consuelo, Fredy, Maricela, José, Mara, Paz, Licha, entre algunos otros. Algún día aprenderé a hacer tortillas a mano como las que hace Doña Lucy en su cocina (un lugar del que tampoco me voy a olvidar), Mara hizo algunas, espero algún día hacer unas yo también.
Por la tarde salimos a caminar, perseguir borregos se convirtió en el deporte oficial durante el tiempo que estuvimos ahi. Esa noche, prendimos una fogata. Ah cómo costó trabajo prenderla!, pero una vez que las flamas aparecieron, todo lo demás fue simplemente disfrutar. Con una bolsa de bombones, cacahuates, papas, cigarros y algunas cervezas, pasamos un buen rato alrededor de la fogata.
Al día siguiente por la tarde fuimos a caminar a la barranca, bajamos hasta llegar a un lugar en donde en ésta época del año cae una cascada, un espectáculo tremendo. Ahi, al tratar de cruzar el río con el espíritu explorador a flor de piel, su servidor se resbaló y se convirtió en la persona que se mojó más.... changos... ni modo...solo fueron los pies y un poco las piernas... pero... changos...
Ahí también hay unos pequeños mananatiales de donde anteriormente la gente acarreaba agua, antes de que hicieran todo el sistema hidráulico en la zona. Cuenta Doña Lucy que ella bajaba la barranca con una burra para traer el agua a su casa, ya me imagino lo dificil que era, mis respetos para todos ellos. Una vez abajo, estando al pie de la cascada, Mirna, Paco, Jorge y el que escribe estas líneas, levantamos los vasos y brindamos con el pulque que habíamos ido a conseguir más temprano. Por alguna razón la subida fue muy rápida, solo tomamos un descanso casi al llegar hasta arriba, no cabe duda de que el cuerpo es otro cuando no hay contaminación de por medio.
En el camino de regreso a la casa, surgió la idea de hacer globos de cantoya, y una vez que fuimos a conseguir los materiales necesarios, los empezamos a hacer. Tres globos fueron los que hicimos, una vez construídos, nos dispusimos a volarlos. El primero fracasó, debido a que estaba haciendo mucho aire, se incendió y ni siquiera pudo despegar. El segundo, nombrado "pajarito" en honor al célebre toro que una tarde volara del ruedo a las gradas de la Plaza México, también se incendió, un problema con la estructura que sostenía la "mona" terminó con el pobre globo que tampoco pudo despegar. Un tanto tristes por los dos intentos fallidos y por no poder ofrecer un buen espectáculo al público expectante, el cual, decepcionado por lo ocurrido, decidió irse a dormir puesto que ya era un poco tarde, empezamos a hacer los arreglos necesarios en el último globo al que nombramos "esperanza".
Mientras afinábamos los detalles decíamos: "si no vuela hay que decir que sí voló, jajajaja, al fin nadie lo va a ver...". Al poco tiempo, y después de armar una nueva estructura y de tapar algunos hoyos que tenía, salimos para darle una oportunidad a "esperanza". Al igual que con "pajarito", nos pusimos cerca de una barda para que el viento no fuera un factor tan dañino, todo iba bien, la "mona" empapada en alcohol estaba en su lugar, con movimientos cautelosos Jorge la prendió, pero el efecto no fue el deseado, el globo no se llenaba de aire caliente, por un momento pensamos que no iba a funcionar, cuando de pronto, alguien dijo: "¡suéltenlo!", y CUAZ!!!, "esperanza" voló, libró la barda y se perdió en el horizonte, ya no iba a ser necesario mentir a la mañana siguiente, en verdad voló!!!. La satisfacción fue enorme, estábamos felices de haberlo logrado, recuerdo a Paco diciendo esa noche: "ahora quiero vivir 3 años más" jajajaja!!!... satisfacción, pura satisfacción, con eso en la mente y en los corazones, nos fuimos a dormir..., victoriosos, si señor!!!
El miércoles antes de medio día nos fuimos de La Paz para enfilarnos a Ucácuaro, un lugar cerca de Zamora. Todo el camino estuvo muy bien, fue ahi cuando me enamoré de Leonor, yo la manejé en ese trayecto, y puedo decir que en la carretera es un amor. Al ir acercándonos a La Piedad, un tráfico tremendo, había fiesta en el pueblo, una procesión bloqueaba el camino, no obstante, después de algunas horas y de algunas rondas de "adivina en quién pienso", libramos el tráfico y nos detuvimos en un Aurrerá para comprar comida. Una vez que salimos de la tienda y que nos disponíamos a continuar el viaje, la camioneta de nuestro guía no quería arrancar, estuvimos un rato en el estacionamiento de la tienda hasta que llegó un mecánico a ver qué era lo que le pasaba a la camioneta, el problema: una terminal de la marcha. En poco tiempo lo arregló y continuamos el camino. Llegamos por la noche, los cuatro nos organizamos y nos convertimos en una muy eficiente línea de producción de tortas para cenar. Muy buenas!, de 5 y de a 10... Después de la cena nos pusimos a ver películas, a mi el sueño me venció y no pude ver todas las que pusieron, solo recuerdo unos cortos de animación hecha con personas sobre comida..., después de eso, el buen Andrei Tarkovsky logró que cerrara los ojos, en verdad tenía ganas de ver la película, pero el cansansio pudo más... ni hablar...
Antes de llegar a Ucácuaro (kimbara kimbara kumba kim bam ba!), el buen Fredy nos había platicado de las papas y pepinos con chile de aceite que venden allá, así que salimos en busca de esos manjares tan mencionados. Después de recorrer una parte del pueblo buscando un lugar en donde vendieran fruta, por fin dimos con uno que estaba casi frente a la casa de Doña Consuelo, donde nos quedamos a dormir. Papas, pepinos y mango fueron las peticiones, todos con chile de aceite... mmmm... Fredy no se equivocaba en lo que decía, estaba buenísimo aquello.
Por la tarde dimos un paseo por Zamora, visitamos la catedral inconclusa, una iglesia con un estilo gótico espectacular, un lugar que a pesar de seguir en constricción, es impresionante e imponente. También dimos una vuelta por la plaza central y nos tomamos un café, bueno, si mi memoria no me falla, fue una conga plus, un flamingo, un capuccino ruso y un expresso.
El viernes fue el último día que yo estuve por allá. por la tarde fuimos a Camecuaro, también cerca de Zamora, un lugar parecido a Xochimilco, ahi rentamos una lancha y nos pusimos a remar, a veces la técnica brillaba por su ausencia y la lancha iba a donde quería, pero rápidamente enderezábamos la embarcación y continuábamos con el recorrido. Había patos por doquier, un lugar muy bonito también. Después de que terminamos con la lancha, todos menos el collón que escribe, se metieron a nadar a la laguna, el agua estaba cristalina y mientras los demás disfrutaban, yo me quedé en la orilla para capturar los momentos.
Después de Camecuaro pasamos a Zamora a comer. Ésta vez incluímos corundas en el menú, y de nuevo fuimos en busca de papas y pepinos con chile de aceite, los encontramos, y por un descuido, los 4 terminamos enchilados con las papas y los pepinos, pero aaaaaah qué buenos estaban!!! Después de encontrar una paletería y comprar unas aguas pa bajar lo enchilado, fuimos a comer unos tacos de bistec adobado, tssssssssssssss... también bien buenos!!!, con unas cebollitas que no no no... nomás de acordarme empiezo a babear.....
Paco y yo nos quedamos en Zamora porque el camión que nos traería de regreso salía a las 10:30, y como a las 8:30 nos despedimos de Mirna y Jorge, el viaje se acercaba a su fatídico fin. Nos quedamos vagando por las calles de Zamora por un buen rato, y más o menos como a las 9, en lugar de tomar un taxi o un camión para ir a la central, nos aventuramos a emprender la caminata y así fué, desde el centro de Zamora caminamos todo el trayecto hasta la central de autobuses, a la que llegamos como a las 10 y algo, no quedaba más que esperar la hora en la que llegaría el camión que terminaría con tan placentero sueño. Las 10:30, nos subimos al camión, y en cuanto salimos de la terminal, empezabamos a añorar y recordar todo lo que habíamos hecho, esperando que ésta no sea la última vez y que se repita constantemente.
Nos la pasamos platicando una buena parte del camino, la lluvia nos alcanzó y para mi mala suerte el camión tenía una gotera justo en la parte de arriba de mi asiento, como pude me las arreglé para evitar que me cayera, me puse mis audífonos y "disfruté" del viaje. Como a las 4 de la mañana desperté, y cuando volteo a la ventana para ver en donde íbamos CHONCK!!!, cuál va siendo mi sorpresa al ver un pintoresco vochito-taxi verde, como dándome la bienvenida a la ciudad, el viaje se terminó, de nuevo a la realidad, de nuevo a la rutina... ni modo... pero ahora tengo muy buenos recuerdos e historias que contar, con este viaje me acordé de que los amigos siempre están ahi y de que la rutina, estando a su lado, pesa menos. Gracias a todos por tan buenos momentos, en especial a estos dos chamacos y esta chamaca con quienes compartí unas muy buenas vacaciones. Faltó uno por ir... Pero ya habrá más viajes por hacer...