Una vez más éste asombroso exponente del género progresivo regresará a México después de cuatro años desde su último concierto en ésta ciudad.
Sin lugar a dudas Pink Floyd fué una banda que rompió esquemas y que le marcó la pauta a muchas generaciones para internarse en un mundo nuevo dentro del enorme universo musical que existe en el mundo.
En cuestiones musicales me considero una persona muy ecléctica, son muchos los géneros musicales que me gustan, no obstante, sólo con algunos grupos realmente disfruto, es el caso de Pink Floyd, la manera de ejecutar cada instrumento hace que las notas fluyan a través del torrente sanguíneo, invadiendo el cerebro con imágenes y sensaciones fuera de serie que te transportan a otro lugar, lejos del caos de la ciudad, lejos de cualquier preocupación o frustración, lejos de Calderón y de sus recortes presupuestales.
Creo que la primera vez que escuché a Pink Floyd fué cuando estaba en la primaria, escuché "Another bick in the wall part. II" y no me causó tanta impresión, no obstante, ese coro de niños cantando se me quedó en la cabeza. Tiempo después, ya en la secundaria, ví la película, "The Wall", ahí sí que quedé impresionado, la perfecta unión entre las imágenes y las canciones era impresionante, fué ahí cuando comprendí el significado de todo el disco, fue cuando me dí cuenta de que todas las canciones que venían en el disco tenían que ver una con la otra (en ese entonces no había escuchado el disco completo, yo pensaba que era un disco como cualquier otro), formando de esa manera una gran obra artística que no me he cansado de escuchar y de tratar de entender, ya que conforme me hago más viejo, le voy encontrando un nuevo sentido. Hasta hace poco tuve la oportunidad de ver el concierto que dió en Alemania en 1990, presentando en una situación muy ad hoc (después de que el Muro de Berlín hubiera sido derrumbado, quedando unidas las dos Alemanias) justamente aquél disco, con un espectáculo del cuál me hubiera encantado ser testigo, obra por supuesto de Roger Waters, quien durante y después de su estancia en Pink Floyd, ha demostrado que su creatividad artística es espectacular.
Me parece que su más reciente trabajo es una obra operística llamada "Ca Ira", en la que trata el tema de la Revolución Francesa y que le llevó más de 16 años de trabajo.
Pero bueno, la buena noticia es que éste 6 de Marzo próximo vendrá nuevamente a la Ciuadad de México para presentar, en ésta ocasión, el "The Dark Side Of The Moon" completo. La vez pasada el sonido fué de lo mejor que he escuchado en vivo, simplemente genial, sé que ésta ocasión será igual o mejor, solo espero que llegue el día, y por supueso, que tenga boleto...
13 de diciembre de 2006
8 de diciembre de 2006
El poder del silencio
Hoy en la tarde estaba hojeando el periódico mientras escuchaba noticias en el radio, de pronto escucho a una reportera decir que el presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados había justificado la reducción al presupuesto de la UNAM, propuesto por Calderón, con base en los pocos resultados y en el falso nivel académico de los estudiantes, en sus palabras lo dijo así: “Yo creo que no solamente podemos seguir inyectándole dinero a la educación si no tenemos un resultado académico por parte de los estudiantes que sea loable...". El Licenciado en contaduría pública por el Tecnológico de Monterrey, antes presidente de la CONCANACO y ahora diputado plurinominal por el PAN, también indicó: “Sabe usted que por ejemplo en la UNAM la mínima calificación aprobatoria es 5, si usted saca cero le ponen 5... el promedio mejora muchísimo con ese tema”. Después de escuchar aquéllo mi primera reacción fue decir: "Qué estupidez!!!, qué imbécil!!!", adejtivos que se quedan cortos ante la magnitud del hecho acontecido.
Si bien es verdad que en la UNAM podemos encontrar alumnos y maestros que son de lo peor, también es posible encontrar personas comprometidas con lo que hacen, después de todo es una universidad, y en ella, afortunadamente, se ve reflejada la sociedad mexicana e incluso la internacional. Por otro lado, si éste señor supiera realmente lo que significa ganarse cada décima de cada calificación teniendo que estudiar a pesar de las preocupaciones derivadas de la falta de recursos económicos, no habría dicho semejante barbaridad.
Raúl Alejandro Padilla Orozco, autor de tan vergonzoso espectáculo, no debe estar enterado de la posición que tiene la Universidad Nacional Autónoma de México a nivel mundial, situada dentro de las 100 mejores del mundo (actualmente en el lugar 74) y considerada como la mejor de Iberoamérica, y por ende, del país. Por la UNAM han desfilado los tres premios nobel mexicanos (Alfonso García Robles, Octavio Paz y Mario J. Molina); presidentes de México, Costa Rica y Guatemala; escritores: Elena Poniatowska, José Emilio Pacheco, Carlos Monsivais, Jaime Sabines, Carlos Fuentes, Salvador Elizondo; científicos de la talla de Rodolfo Neri Vela, Alberto Barajas, Guillermo Haro, Marcos Moshinsky, Victor Neumann; abogados: Ignacio Burgoa, Eduardo García Máynez, Andrés Serra Rojas, Mario de la Cueva; personalidades como Carlos Slim, Jacobo y Abraham Zabludovsky, Diego Fernández de Ceballos, Mariano Palacios Alcocer, Andrés Manuel López Obrador y un largo etcétera, incluso Hugo Sánchez y Roberto Gómez Bolaños estudiaron ahí.
Por lo visto para el actual gobierno la educación pública (al igual que los indígenas, después de que Xóchitl Gálvez renunciara por el recorte de presupuesto a la Comisión de Pueblos Indígenas) no es una prioridad, y lamentablemente un diputado que ganó su puesto por una designación discrecional del Partido Acción Nacional tiene que justificarlo con una declaración desinformada, atroz y estúpida, pero, como ya lo dijera alguien: "en las democracias cualquier tonto puede expresarse".
Si bien es verdad que en la UNAM podemos encontrar alumnos y maestros que son de lo peor, también es posible encontrar personas comprometidas con lo que hacen, después de todo es una universidad, y en ella, afortunadamente, se ve reflejada la sociedad mexicana e incluso la internacional. Por otro lado, si éste señor supiera realmente lo que significa ganarse cada décima de cada calificación teniendo que estudiar a pesar de las preocupaciones derivadas de la falta de recursos económicos, no habría dicho semejante barbaridad.
Raúl Alejandro Padilla Orozco, autor de tan vergonzoso espectáculo, no debe estar enterado de la posición que tiene la Universidad Nacional Autónoma de México a nivel mundial, situada dentro de las 100 mejores del mundo (actualmente en el lugar 74) y considerada como la mejor de Iberoamérica, y por ende, del país. Por la UNAM han desfilado los tres premios nobel mexicanos (Alfonso García Robles, Octavio Paz y Mario J. Molina); presidentes de México, Costa Rica y Guatemala; escritores: Elena Poniatowska, José Emilio Pacheco, Carlos Monsivais, Jaime Sabines, Carlos Fuentes, Salvador Elizondo; científicos de la talla de Rodolfo Neri Vela, Alberto Barajas, Guillermo Haro, Marcos Moshinsky, Victor Neumann; abogados: Ignacio Burgoa, Eduardo García Máynez, Andrés Serra Rojas, Mario de la Cueva; personalidades como Carlos Slim, Jacobo y Abraham Zabludovsky, Diego Fernández de Ceballos, Mariano Palacios Alcocer, Andrés Manuel López Obrador y un largo etcétera, incluso Hugo Sánchez y Roberto Gómez Bolaños estudiaron ahí.
Por lo visto para el actual gobierno la educación pública (al igual que los indígenas, después de que Xóchitl Gálvez renunciara por el recorte de presupuesto a la Comisión de Pueblos Indígenas) no es una prioridad, y lamentablemente un diputado que ganó su puesto por una designación discrecional del Partido Acción Nacional tiene que justificarlo con una declaración desinformada, atroz y estúpida, pero, como ya lo dijera alguien: "en las democracias cualquier tonto puede expresarse".
Presiones menos
Desde principios de Noviembre llegó la presión escolar nuevamente a mi vida, como en todas los últimas semanas de cada semestre, los trabajos, exámenes e investigaciones se aglomeraron a mi alrededor evitándome casi respirar.
A medida que los días avanzaban la presión iba creciendo, cada que me internaba más y más en el estudio, más y más dudas surgían, un círculo vicioso que absorbía toda mi concentración y que me obligaba constantemente a poner a prueba mi memoria (la cual no es mi mejor cualidad) me hacía preso de los libros y de las leyes. No obstante a la presión que tenía, decidí darme unos pequeños momentos para relajarme y para desestresarme un poco, por ejemplo, el fin de semana pasado me quedé solo en casa, puse en el estéreo el "pulse" de Pink Floyd y disfruté de una tarde muuuy placentera. Al día siguiente por la tarde decidí ir a Coyoacán a tomar un delicioso café, las nubes, el frío y el ambiente se prestaron para ello. Ése fin de semana fue algo así como la calma antes de la tormenta ya que el Lunes volví a la realidad del estudio y en serio, porque mis exámenes estaban programados para el Miércoles y para el Jueves, por lo tanto, era el momento para afianzar todo el trabajo realizado durante todo el semestre, sobre todo para el examen del Jueves, que era, y en efecto, fué el más pesado.
Hoy a las 19:45 por fin me liberé, fué la hora en la que acabé de hacer mi examen, todavía después de terminar de escribir la última palabra me quedé a observarlo un rato pensando que todas las horas, días, semanas y meses de estudio se resumían en esas tres hojas de papel impregnadas con tinta de un bolígrafo que realizaba sus trazos con una cierta seguridad, pero también con mucho nerviosismo y preocupación. No todo ha acabado, el resultado en numerario de ese examen lo tendré hasta Enero, el del otro exámen lo obtuve el mismo Miércoles y orgullosamente puedo decir que fue 10. No obstante, y como ya lo dije, eso sólo es el resultado en numerario, lo que me pone más nervioso e intranquilo es lo que habrá después de la calificación, lo que me espera al aplicar en el mundo real mis conocimientos, es ahí en donde verdaderamente sabré si todo aquél estudio realmente sirvió de algo, yo espero que sí...
Éstos son los pensamientos que tengo cuando estoy justo a la mitad de la carrera, la mitad, un punto que en lo particular y de manera general me agrada mucho.
A medida que los días avanzaban la presión iba creciendo, cada que me internaba más y más en el estudio, más y más dudas surgían, un círculo vicioso que absorbía toda mi concentración y que me obligaba constantemente a poner a prueba mi memoria (la cual no es mi mejor cualidad) me hacía preso de los libros y de las leyes. No obstante a la presión que tenía, decidí darme unos pequeños momentos para relajarme y para desestresarme un poco, por ejemplo, el fin de semana pasado me quedé solo en casa, puse en el estéreo el "pulse" de Pink Floyd y disfruté de una tarde muuuy placentera. Al día siguiente por la tarde decidí ir a Coyoacán a tomar un delicioso café, las nubes, el frío y el ambiente se prestaron para ello. Ése fin de semana fue algo así como la calma antes de la tormenta ya que el Lunes volví a la realidad del estudio y en serio, porque mis exámenes estaban programados para el Miércoles y para el Jueves, por lo tanto, era el momento para afianzar todo el trabajo realizado durante todo el semestre, sobre todo para el examen del Jueves, que era, y en efecto, fué el más pesado.
Hoy a las 19:45 por fin me liberé, fué la hora en la que acabé de hacer mi examen, todavía después de terminar de escribir la última palabra me quedé a observarlo un rato pensando que todas las horas, días, semanas y meses de estudio se resumían en esas tres hojas de papel impregnadas con tinta de un bolígrafo que realizaba sus trazos con una cierta seguridad, pero también con mucho nerviosismo y preocupación. No todo ha acabado, el resultado en numerario de ese examen lo tendré hasta Enero, el del otro exámen lo obtuve el mismo Miércoles y orgullosamente puedo decir que fue 10. No obstante, y como ya lo dije, eso sólo es el resultado en numerario, lo que me pone más nervioso e intranquilo es lo que habrá después de la calificación, lo que me espera al aplicar en el mundo real mis conocimientos, es ahí en donde verdaderamente sabré si todo aquél estudio realmente sirvió de algo, yo espero que sí...
Éstos son los pensamientos que tengo cuando estoy justo a la mitad de la carrera, la mitad, un punto que en lo particular y de manera general me agrada mucho.
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